25 Aug
25Aug

He encontrado estas sugerencias que me parecen muy apropiadas para ayudar a centrarse uno en lo positivo y mantener la energía alta. Son indicaciones de Jerry Marzinsky. Como veréis, se centran en enclavarse mentalmente en lo positivo, aunque al hacerlo, también nos comportaremos de manera diferente, de ahí que alcancen también los planos físico y espiritual.

Ahí van:

+ Evita a la gente negativa, los libros, revistas, videojuegos violentos, programas de televisión que tratan de asesinatos o cualquier fuente de contenido violento y negativo. Y hazte consciente de cómo lo negativo intenta apartarte de los libros, videos y otros canales de información espiritual y positiva. No permitas que se salgan con la suya. (Hacerlo también me ha permitido disminuir el número de horas de exposición a las pantallas).

+ Mantente alejado del alcohol y las drogas, aumentan la negatividad.

+ Haz cada día cuanto menos dos cosas buenas por tí mismo. Lo negativo procurará bloquear o desaminarte a acceder a lo que tu encuentres positivamente placentero.

+ Cuando te suceda algo bueno, concéntrate en ello y agradécelo. Mira a tu alrededor e identifica aquello por lo que te sientes afortunado y das gracias.

+ Escucha música intrumental, solamente. No oigas acid rock, rap, ni música con letra.

+ Reza y pide protección cada noche antes de dormir y rodéate de una luz blanca, ello aplaca las pesadillas. (Yo también lo hago por la mañana y añado un buen rato de meditación)

+ No caigas en la propaganda farmaceútica que te haga creer que estás deprimido, loco o padeces un desequilibrio químico cerebral. (Se están demostrando un montón de cosas al respecto que apuntan en la dirección opuesta, tal es el caso de los recientes estudios que dicen que los antidepresivos no modifican los índices de serotonina, etc...)

+ No sabotees las relaciones que sean amorosas con familia y amigos. No rompas el contacto con ellos.

+ La negatividad te inflinge el mismo castigo que nosotros a las vacas lecheras: nos aisla y después nos ordeña. Te trata como si fueses un prisionero de guerra: te amarga la vida, mata de hambre, no te deja dormir, destruye tu resistencia y agota. Todo ello para hacerte más sugestible a la destructividad de sus mensajes.

+ Recuerda que también existen influencias positivas. Lo creas o no tienes por lo menos dos ángeles guardianes, entidades divinas o como prefieras llamarles dispuestos a ayudarte en todo momento. Pero les tienes que pedir su asistencia específicamente. Indicarles claramente, en cada caso lo que necesitas (porque ellos no pueden interferir en tu libre albedrío. Como todos los seres elevados son super respetuosos con tu libertad). Recurre a ellos especialmente cuando las cosas se pongan difíciles.

+ Monitorea muy de cerca tus pensamientos y busca nuevas inserciones negativas: descalifícalas y no les hagas ni caso.

+ Proponte objetivos y mantente ocupado y productivo. No te estanques en el aburrimiento. Si no te diriges tu hacia una dirección positiva la negatividad te encaminará a una negativa.

+ Puedes esperar que lo negativo te haga resistir e intente distraerte de hacer todo lo anterior.

+ A pesar de ser psiquiatra, Marzinsky descubrió que a la gente a la que trataba les era muy útil recitar el salmo 23 para mantener un buen anclaje en lo positivo, sobre todo en momentos de profunda zozobra. Y que repetirlo continuadamente les sacaba de los baches. En una época horrible a mi me ayudó muchísimo el 91, así que no creo que nadie tenga nada que perder por intentarlo.


Salmo 23:

El Señor es mi pastor nada me falta.

En verdes pastos me hace descansar           

junto a aguas de reposo me conduce.   

Él restaura mi alma;

me guía por senderos de justicia por amor de su nombre.

Aunque pase por el valle de sombra de muerte

no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo;

tu vara y tu cayado me sostienen.

Tú preparas la mesa delante de mí en presencia de mis enemigos;

has ungido mi cabeza con aceite;             

mi copa está rebosando.

Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, 

y en la casa del Señor moraré por largos días.


Mantengámonos en la luz. Abrazos


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