Quien envidia se interesa por que el otro no tenga lo que es suyo o pudiera pertenecerle. ¡Aghhhhh!. Más aún, el envidioso hará lo posible por destruirlo. De ahí que este defecto sea tan peligroso, violento y esté tan alejado del amor. Pareciese como si los Celos hubieran mutado a una forma de miedo más agresiva y ahora trabajaran afanosamente para que uno disfrute viendo cómo al otro le va mal. Y, contrariamente a todas las reglas del cariño, que sufra cuando a los demás les sonríe la prosperidad.