La Gula es de lo más esquiva. Cuando el cuerpo le dice a uno que ya es suficiente, le apremia a seguir comiendo un poco más, porque está muy rico, no voy a probarlo en un tiempo, o porque hay que acabar lo que te sirven que es de mala educación dejar comida en el plato… O le invita a uno a tomarse otra copa o sustancia más o menos ilegal, que queda mucha noche por delante y quiere disfrutar… Y de insistir en razones tan aparentemente inofensivas uno puede llegar a enfrentar consecuencias arrolladoras.